
Un jovén inglés, de 22 años, se quedó dormido mientras se calentaba la comida. Cuando se despertó se dio cuenta que el guiso se le quemó y descubrió un hecho insólito: Después de levantar lo quemado, no podía creer lo que veían sus propios ojos. Estaba frente a una cara sumamente similar a la de Jesucristo. Exmaninándola con atención, veía que no faltaba nada del rostro: ojos, nariz y boca. El entorno fue trazado por los largos cabellos de Jesús.
Eso si que es raro, pero a mi humilde opinión creo que el mismisimo Jesus lo salvo de un incendio por distraido.
ResponderEliminarSaludillos!!!